16.4.09

¡CABREAROS, ...!

Nunca me sorprende encontrar errores en publicaciones destinadas al “consumo general”.
Pero cuando tropiezo con un gazapo en una revista educativa, en un editorial escrito por alguien con formación académica, me choca bastante.
A ver, que no es que alguien esté libre de pecado, no. Todos tenemos vicios y cometemos errores, pues personas "semos". Pero me llama la atención, ya digo.

En este caso, el autor comete un error muy generalizado; confundir un imperativo seguido de “os” como si de un vulgar infinitivo se tratase.
A poco que escuchemos en la calle, en el bar, en el transporte… en el aula, no es difícil oír frases del tipo “comer rápido, que tenemos que…”, “pasar un folio a vuestros compañeros…”, “seguir leyendo por donde nos quedamos…”.
Y es que es algo tan difundido que a veces solemos verlo como lo más natural del mundo.

Pues no; el imperativo existe para ser usado, no para ser sustituido.
Y aquí (y en Roma), la forma “vosotros” del imperativo, seguida de “os” pierde la “de” final (no la “r”, que nunca la llevó ese tiempo verbal) para enlazar con la “os”.
O sea, de “marchad” (no marchar, claro), se desemboca en marchaos. De hablad (no “hablar”) provendría “hablaos”.
Sólo hay una excepción: de “id” (no “ir”) se deriva “idos”, no “íos”.

Por cierto, que en el recorte hay otra falta ortográfica muy común. Un pronombre – o adjetivo – interrogativo precedido de la preposición “por”. Búscalo, tú que lees estas letras. Si la encuentras, ¡premio! Si no, mala suerte.
E interioriza que no es lo mismo pregunta que responder.

1 comentario:

Mery dijo...

Jajajaja lo del por qué to junto no es nada comparado con la errata, ¡¡¡en el título y en negrita!!!
Besos