3.12.08

¡LOS LIBROS DE TEXTO NO SE EQUIVOCAN!



Hay muchos maestros, y de muchas clases.
Los más, buscando economizar medios (y al amparo de una Gratuidad de Libros que, para mí, es una de esas “justicias injustas”) eligen los libros de una editorial y trabajan fundamentalmente sobre ellos. Confían con candor en que los “sabios” de dicha editorial hayan expurgado y desterrado de las páginas de esos textos, creados con tanto cariño (que nadie vea cinismo en mis palabras; el aspecto comercial del tinglado podría tratarlo en otra ocasión, puesto que aquí no viene a cuento) por un grupo de trabajo.
Algunos, incluso, llegan a hacer de éstos la Biblia a la que se ciñen y de la que vierten todos sus conocimientos.
Pero, ¿qué pasa cuando te encuentras con ejemplos como estos? Cierto es que a muchos de mis compañeros les pasan totalmente desapercibidos, y con desparpajo machadiano “repiten la monótona lección”.
Y como trabajo en esto, y puesto que estoy hasta las narices de encontrar fallos en unos libros de los que cada editorial saca suficiente provecho como para esmerarse un poquito más, me daré “cumplida venganza” por una vez y sin que sirva de precedente.
Ejemplo primero:
La estrofa de cuarto versos.
- Cuarteto
- Redondilla
- Copla.



Estooo… ¿y qué se ha hecho de la cuarteta y del serventesio?
No, no, eso serían muchos datos para una mente infantil.
Me parece estupendo, pobrecitos infantes. Pero ¿por qué la información a medias? Es como si doy a estudiar la monarquía española y considero que para mantener sanas las preciadas mentes infantiles que tanto hay que cuidar, mejor sólo los Reyes Católicos, Carlos I, Felipe II… y me salto el resto para acabar en Alfonso XII y XIII.
Mejor recitar cinco bien que no saberlos todos mal ¿no?
¿No sería aún mejor, puestos ya, pasar de esa lista y que la busquen cuando sean mayores en Google si alguna puñetera vez lo necesitan para vete a saber que oscuros interés? Ahorraríamos tiempo.

Ejemplo segundo:
El alfabeto.

Me como la –ch- y la –ll- y con franco desparpajo recorto el alfabeto hasta dejarlo en 27 letras.
Pues no, doctos señores que hacen libros de texto.
El alfabeto ha tenido, y sigue teniendo, VEINTINUEVE de esas letritas. Lo que pasa es que, para acomodarse a la clasificación de otros países, en 1994 (creo, año arriba, año abajo) se decidió que pese a seguir constando nuestro alfabeto de 29 símbolos, dos de ellos, con sonido propio, se incluirían en los diccionarios en la –c- y en la –l- respectivamente. Pero haberlas, como las meigas, hailas. O sea 29, que no 27.
Y el cándido maestro cae en la trampa y como lo dice el libro, tal cual lo transmite.
Porque es verdad que en el diccionario sólo hay 27 apartados y si en el libro así lo dice, así es, que no es nadie quien para desacreditar o llevar la contra a la Biblia en forma de libro.

Y no nos perdamos en la maravillosa actividad interdisciplinar y globalizada que se propone.

¿Cuando en nuestra puñetera vida vamos a encontrar algo así, tan ininteligible e indescifrable?

- "Pero maestro... si yo me voy a encontrar las mayúsculas siempre al empezar a escribir y después de punto, ¿para qué tengo que liarme en esa cosa?"
- "Tu calla, niño. Y ahora, por listillo, me vas a leer esas dos líneas en voz alta. Venga".

Lástima de enseñanza. ¡Ay de los vencidos! (¿Dónde he oído yo esto antes?)

12.11.08

QUIÉN, CÓMO, CUÁNDO...

Mira tú por dónde, que a veces sueño con que abro un periódico y no encuentro ningún error.
Cuando me despierto, como soy tan crédulo que creo en los sueños premonitorios,corro a la papelería, alegre, confiado, lleno de esperanza y me compro el diario local, un poco para cotillear un rato con las tonterías que pasan por aquí y otro para comprobar si puedo hacer caso a lo que auguran mis sueños.

Pero nada, ¡adiós esperanza! Desde ahora juro que no rezaré para soñar con la vecina del 5º, ni con ningún ser animado que pudiera ser susceptible de hacerme feliz. Los sueños son sólo sueños.

No satisfecho, busco al culpable de destrozar mis sueños y lo encuentro. Es el PP al provocar que en el periódico aparezca la noticia que inserto… o el gremio de forenses, que es más accesible que el partido de la oposición. Pienso en una demanda.

Porque, ¿cómo consentir que en una ciudad con ciento y pico mil habitantes no pueda haber “NADIE QUIEN” haga las autopsias? Puede que, sin embargo, sí haya cirujanos que sepan hacer un arreglo cerebral adecuado, ya que la LOGSE fue incapaz de ello en su momento.

Desde luego, si yo fuera director de un diario, aunque sólo fuese de categoría local / comarcal, a todo el que hubiera de emplear en él le haría como primera prueba, y selectiva por supuesto, un dictado (incluso al encargado de empaquetar los diarios, que nunca se sabe si en momentos de necesidad tendría que sustituir a algún redactor. Por si las moscas).
El dictado estaría llenito de trampas al estilo de las películas de aventuras. Fechas, nombres, hecho y echo, ojear y hojear, por qué y porque, donde – dónde, tu – tú, quien – quién, vaca – baca… y así un buen rato.
De segundo plato, una redacción.
Ummm, por ejemplo… tema: “Mi mamá me mima”, o “Me comí una sopa de letras”.
Y luego, bueno… todo lo que fuera menester, ya en el campo propio de la Prensa.

Así, con algunos avispados, cuando se hallasen en la duda entre escribir “no habrá nadie que las haga” o “no habrá quien las haga”, tendría la seguridad de que no tirarían por el camino de en medio y no cogerían precisamente la peor, la más incorrecta, como pasa en este caso: ”NO HABRÁ NADIE QUIEN LAS HAGA”. Así, ¡hala! En plan más chulo que un ocho, triunfante, sin complejos… y en pleno titular.

Y es que yo siempre me meto con la LOGSE (me encanta como tema recurrente).
Pobrecitos: seguramente se les realizó una adaptación curricular, primero no significativa, luego sí, y no debieron salir muy triunfantes de ella… supongo que porque mientras corregían sus dictados en el cole estarían pensando en la pausa regeneradora a disfrutar en el espacio lúdico, recogida en el horario escolar docente para ser aplicado a los discentes del Centro Cultural donde realizaban aprendizajes significativos en ámbitos competenciales que les servirían para insertarse sin problemas en la sociedad del futuro… y así les ha ido.

17.9.08

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES...



Hermosa construcción que evoca, en cualquiera, tiempos de represión, de silencio forzado, de dictaduras más o menos cercanas…
Personalmente opino (libertad de expresión, desde ahora L.E.) que la L.E. no ha existido nunca. Ni siquiera ahora. Intereses económicos, sociales, culturales o de cualquier otro tipo abocan al que escribe a ceñirse a unas normas (escritas, contractuales, “de boquilla”, de “tú ya me entiendes”), que hacen de la L.E. una utopía.
Pero la L.E. no está reñida con la gramática ni con el buen gusto.
Sucede, sin embargo, que los periódicos, con sus chascarrillos, anécdotas y meteduras de pata son una fuente inagotable de ejemplos en los que la gramática brilla por su ausencia. No es eso todo lo malo. Si sólo brillara por esa razón sería aún mejor que el ser destacables por sus errores. Fallos que demuestran que, muchas veces, hay una falta de formación en los equipos de redacción que dan ganas de llorar. Y es que aunque los correctores de textos de los programas informáticos son útiles, no son, sin embargo, la única medicina para el hueco cultural. Para eso existe lo que se llama leer mucho, los diccionarios (etimológicos sobre todo, puesto que si sabemos de dónde procede una palabra estaremos en condiciones de aplicarla en su más exacto sentido en el momento en que se precise) y cuantas obras, ensayos,novelas... sean necesarias para ello.
Y es que las generaciones LOGSE están ya en la calle, en el mercado laboral, en el paro, en el subempleo, en las redacciones de los periódicos, en las escuelas como maestros... ¡ufff, qué agobio!
En esta noticia, extraída de un diario local, podemos admirarnos de la fabulosa ERECCIÓN de un monumento. Y es que a mí se me llenaría la boca de risa si dijese en mi lugar de trabajo “Vamos a proceder a la erección de …” en lugar de “Vamos a proceder a erigir…”
Y es que los tiempos cambian. Y lo que antes podía ser procedente ahora quizás no lo sea puesto que puede haberse limitado su uso a ciertas acciones, eliminándose su uso de otras.
Así, antiguamente “erección” era simplemente la acción de levantar. Pero cuando entra el factor fisiología, pues… (“acción por la cual ciertas partes blandas se ponen rígidas, y así decimos: la ERECCIÓN del miembro viril”)… pues como que no pega.
Etimológicamente ERECCIÓN, en femenino procede del latín “erectio”, forma sustantiva abstracta de “erectus”.
Su alternativa, más afortunada en ciertos casos, ERIGIR, es un verbo activo “fundar, instituir o levantar; como ERIGIR un templo, una estatua, etc.”. Etimológicamente del latín “erigere” de “e” por “ex”, fuera, y “regere” regir. Carlos III erigió la puerta de Alcalá y fundó o instituyó o estableció las colonias de Sierra Morena.
(Toda esta explicación la obtengo del “Diccionario General Etimológico” de R. Barcía. Seix (editor). Barcelona. Tomo II). Yo lo tengo en casa, pero cualquier otro serviría igual.
También en la noticia, muy purista, se cuela un “qué” sin tilde que debería llevarla. Por lo dicho anteriormente, el corrector de Word no hace milagros y no distingue entre “qué” y “que”. Para él ambos están bien escritos. Y es que los ordenadores son lo más extraordinario pero también lo más torpe que existe. Sólo saben hacer lo que en realidad se les manda hacer. El factor humano interviene posteriormente… si es capaz o tiene el tiempo y/o la preparación suficiente para intervenir.
¡Y nos quejamos de que en España se lee poco! Yo creo que aún se lee menos de lo que las estadísticas dicen. Si así no fuera, otro gallo cantaría.

Nota final. Todo esto lo escribo en honor a la libertad de erección, perdón, de expresión.

22.5.08

DIAMANTE NEGRO

En mi época escolar (la época dorada que le llaman) cuando empezaba a leer, uno de los complementos “educativos” que ayudaban al aprendizaje en casa, era el tebeo. Aunque parezca ficción, mi recuerdo de cuándo empecé a leer (entiéndase como “comprensión lógica de lo escrito”) es la de un tebeo de “El cosaco verde”, del cual recuerdo incluso la página y la viñeta. Loco de alegría, con esa alegría inconsciente de la que rebosan los niños, grité…. Lo cual me valió un castigo. Condicionamiento negativo, que no llegó a afectarme en mi afición futura.

Años después recuperé esa colección, busqué la página, la viñeta… ¡y ahí estaba! 40 años después me reencontré con mi pasado, plasmado en las figuritas de un cuento – que así era como los llamábamos entonces -. Un día la pondré aquí, o en otro de mis blog como si de Marcel Proust se tratase, con su madalena, pero más plebeya.

Cuentos, los había de todo tipo y para todos los gustos.

Dejando aparte su incuestionable carga ideológica (al fin y al cabo era una de las formas de que el Régimen llegara a los niños, costumbre que no se ha perdido ni siquiera ahora aunque disfrazada con otros valores) a todos nos llamaba la atención su colorido externo, sus viñetas, las aventuras con las que te sentías más o menos identificado…

Quizás con la madurez, a esos cuadernillos impresos en mal papel, imprentas defectuosas y poco cuidados en su ortografía y sintaxis, he llegado a idealizarlos (no soy el único, “mal de muchos consuelo de tontos”) pero, repasando mis colecciones me encuentro de vez en cuando con casos como éste. A la vista está que los antediluvianos correctores ortográficos de entonces no estaban demasiado perfeccionados. Bueno, es que no existían.

Un ejemplo:

“DIAMANTE NEGRO”. Una serie de aventuras que se editó en 1949 por Ediciones Toray en una serie de 21 tebeos. Llegó a mí a principios de los 60 porque, entonces, las cosas no eran de usar y tirar. Y llegó con todas sus erratas, con sus defectos…

Invito al buen observador a encontrar en la página (en color no, que esa sólo fue la portada del nº 1 de la colección) al menos tres errores.

(Pd/ hace tiempo que no entro en este blog pero, como en los otros, poco a poco se va haciendo camino)